Drosophila melanogaster (mosca de la fruta) es lo que en ciencia se conoce como un organismo modelo. Esto no tiene nada que ver con ser un insecto ejemplar, sino que se refiere a que es un organismo ideal para realizar determinados estudios de investigación en un laboratorio. Drosophila melanogaster es un modelo excelente para realizar estudios en genética, y grandes avances científicos se han conseguido gracias a esta pequeña mosca.
Las características de Drosophila melanogaster la hacen adecuada para estudios genéticos y evolutivos. Es un organismo pequeño, fácil de mantener y de manipular en el laboratorio. Es sencillo de criar y se reproduce rápidamente, pudiendo obtener varias generaciones en poco tiempo. Al ser pequeñas, miles de individuos pueden conservarse en un espacio reducido, ¡pudiendo guardar el equivalente en número a la población entera de Madrid o Barcelona en unas cuantas bandejas del laboratorio! Además, se conoce su genoma, que fue secuenciado en al año 2000, y posee cierta similitud con el de humanos.
Por todo ello, Drosophila (la mosca de la fruta) acumula miles de investigaciones realizadas a sus espaldas, así como importantes galardones y reconocimientos científicos, ¡contando con hasta 7 premios Nobel!
La pequeña Drosophila melanogaster (mosca de la fruta) es originaria de África, al igual que nuestra especie, Homo sapiens, pero en la actualidad se encuentra en todo el mundo, al igual que nosotros. Drosophila melanogaster se localiza fácilmente en la naturaleza y en todos los ambientes, haciéndola la candidata ideal para investigaciones en genómica de la adaptación.
Otras especies de Drosophila (mosca de la fruta) también son interesantes para estudiar su adaptación al medio ambiente, como Drosophila simulans o Drosophila suzukii. Esta última causa grandes pérdidas económicas, porque daña la fruta de los campos de cultivo, a diferencia de las otras especies de interés.